Herd Dark War
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La Manada Herd Dark War
 
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AutorMensaje
Hilâl




Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 18/06/2010

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MensajeTema: ...Hilâl...   ...Hilâl... Icon_minitimeLun Jun 21, 2010 9:24 pm

Bueno, me gustaría presentar la historia de Hilâl, mi loba, en forma de diario.
Contando los datos más importantes de su vida.

___________________________________________________________________

Día uno: Tomé una bocanada grande de aire, sintiendo por primera vez como
se hinchaban mis pulmones, era una increible sensación. Sentí una lamida en
mi cabeza. De modo instintivo abría los ojos y me maree al percibir todos los
colores de repente. Miré hacia arriba y observé por primera vez ese rostro que
había imaginado tanto tiempo... Esos ojos pardo brillante me miraron con ter-
nura... Mi madre en carne y hueso... Por fin...

Día diez: Ya me dejaron salir de la cueva y explorar junto a mis padres el mun-
do exterior...

Día veinte: Mi primer comida sólida... Me dejaron corretear a una liebre solo por
diversión, pero terminé atrapándola... Mis padres dicen que crezco rápido, y que
soy muy rápida y fuerte... Esperan grandes cosas de mí, y esa confianza que me
tienen en parte me emociona...

Día cuarenta: Un mes y diez días... El tiempo pasa muy rápido... Ya observo las
cacerías desde lejos para aprender a hacerlo en el futuro...

Día sesenta: Dos meses... Conocí a Diyon, el hijo de los Betta... Mis padres dicen
que, al ser yo heredera del puesto de Alfa sería bueno que formaramos una pareja.
Diyon me cae muy bien, pero lo quiero como un amigo o como un hermano... Nun-
ca lo vería como mi futura pareja...

Día noventa: Cumplo tres meses hoy. Mis padres siguen con su propósito de mi u-
nión con Diyon... No se rendirán nunca al parecer...

Día ciento veinte: Nada importante en mis cuatro meses... Diyon sigue siendo el her-
mano que no tengo, me proteje de todo lo que me haría daño y siempre está conmi-
go...

Día ciento cincuenta: Más de lo mismo... Sigo creciendo y, junto a eso, también crece
el deseo de mis padres, que cada vez con más entusiasmo intentan emparejarme con
Diyon.

Día ciento ochenta: Un ruido me despertó de mi siesta, un remover de patas a mi alre-
dedor. Pregunté que pasaba y mi madre me dijo que me quedara en la cueva, pase lo
que pase. Diyon se quedo conmigo... Olí a unos humanos cerca, miré con terror al lo-
bo que estaba a mi lado, a mi hermano, mi mejor amigo. Él me devolvió una mirada
angustiada. La cueva quedó vacía.
Oí unos aullidos preparándose para enfrentar a los humanos. El aire olía a pólvora, te-
nían escopetas...
Un chillido desgarrador cortó el aire. Me acerqué corriendo a la entrada de la cueva pa-
ra salir, pero Diyon me detuvo. Yo lloraba en silencio. Los chillidos continuaron y Diyon
me hizo salir de la cueva por un agujero que estaba detrás y me llevó lejos del territorio.
-Están de caza, quieren las pieles- Dijo él con su voz dulce que me encantaba oír.
-¿Qué vamos a hacer? Tenemos que qyudar!- Dije yo casi gritando
-¿No lo entiendes? Debemos irnos! Escapar, comenzar una nueva vida, Hi, no creo que
sobreviva nuestra manada...
-Diyon- Murmuré al borde del llanto- Necesito reflexionar, estar sola un tiempo...- Si nuestra
manada no sobrevive, no puedo seguir como si nada... Debo irme, quizá algún día volvamos
a vernos- Dije mientras unas lágrimas comenzaban a caer por mi rostro. Él me lamió la fren-
te, en un gesto muy de 'hermano mayor'.
-Prometeme que vas a estar bien... Trata de manterte a salvo... Hi... Te quiero...
Yo lo miré a los ojos, luego le di la espalda y heché a correr sin rumbo preciso...

______________________________

Los días comenzaron a pasar de forma borrosa, sin saber cuándo empezaba o terminaba
uno...

Crecí cazando presas pequeñas y alimentándome de carroña. A medida que crecía comen-
cé a cazar presas mayores y a fortalecerme...

Un día encontré un territorio habitado y pensé en entrar... Con suerte me admitirían en la ma-
nada, y si tenía más suerte aún me matarían...

Es así como hoy pertenezco aquí, a esta manada...
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