La Historia de Kailina, la Alpha perdida

Era una mañana fría, quizás la mas fría de todas, no sabia donde estaba así que quise ver como era ese extraño lugar donde nunca antes había estado. Yo sentía que algo me miraba, y también una calida respiración a lado mío.
Yo solo oía una voz muy suave que me repetía constantemente:
– Calma, aquí estas a salvo –
Cuando al fin pude comenzar a ver, borroso pero veía, me di cuenta de donde estaba, era una cueva, totalmente rodeada de otros lobos, todos me miraban como si fuera una cosa rara… solo oía de uno de ellos que era una hermosa lobezna.
Pasó el tiempo y conocí a Onox, él era un lobezno de pelaje plateado, aunque fuera solo un cachorro los Alphas ya le tenían pensado un rango para su futuro.
Nos hicimos buenos amigos, hacíamos todo juntos, no nos separábamos para nada así que todos pensaban seriamos hermanos.
Ya habían pasado 2 años desde mi nacimiento, mi padre, el macho Alpha me asignaría un rango esa noche. La reunión estaba lista, solo faltaba llegara la hembra Alpha, mi madre, y el macho Alpha para comenzar. Ya era casi media noche, había luna llena y el viento soplaba, era la noche perfecta. Mi padre llego muy nervioso como si algo malo hubiera pasado; mi padre comenzó a aullar, era un aullido de lamento, cuando termino nos dijo:
– Rastreador Guía, cazadores y guardián oscuro, conmigo –
– ¡Entendido! –
– Niñera, quédese aquí a cuidar a las crías, hija... tu vendrás conmigo –
Lo seguí el resto de la noche, los cazadores se dispersaron en el bosque, mientras el rastreador guía seguía con nosotros, de repente se oyó un chillido, era uno de los cazadores, el rastreador guía, el guardián oscuro y el resto de los cazadores se fueron corriendo en su búsqueda.
Mientras, mi padre y yo nos quedamos solos, buscando en el bosque.
– Hija – Comenzó
Esto puede hacerte sufrir mucho, estamos aquí en busca de tu madre, no la hemos visto desde ayer después de la casería, temo que algo malo le pase.
– Papá ¿Cuándo comienza la época de casería? –
– Comenzó hace una semana, por eso solo vamos los veteranos a conseguir alimento. –
– ¿Y crees que a mi madre…? –
– Me temo que si, por eso estamos en su búsqueda... –
Le interrumpió un disparo, no se oía lejos, mi padre corrió lo mas rápido que pudo, yo le seguí pero se me adelanto rápidamente así que pronto le perdí de vista, los disparos aun se oían y yo no veía a mi padre, temí lo peor, me tope con una muralla de arbustos, intente saltarla varias veces pero tenía espinas, cuando al fin la salte, mi corazón se detuvo, solo podía mirar, mi madre estaba dentro de una jaula; mi padre, tendido en el suelo, un hombre le apuntaba con una escopeta, no podía respirar, el hombre, sin piedad alguna, le disparo, solo se oyó un disparo, seguido del chillido de mi padre mientras mi madre aullaba, me abalance sobre él, protegiendo a mi padre, le enseñaba todos los dientes pero su escopeta era mas fuerte que yo.
El hombre solo cogió la jaula y se fue, me quede un momento con mi padre, no podía dejar de llorar, si él moría, la manada no tendría futuro algún. Muy exhausto, él me dijo:
– Hija, lamento lo que has visto, yo no quería esto para ti, sin los Alphas la manada estará perdida, a tu amigo Onox, el será el Rastreador Guía, y el rastreador que ahora esta, será el líder, él y su loba... Mientras, tu hija, serás Beta –

Tomo un gran bocado de aire y siguió: – Hija, no tardan en llegar los cazadores, temo que para cuando eso suceda, yo ya estaré muerto –
No pudo decir ni una palabra mas, en un instante llego el rastreador guía, soltando un agudo aullido que por suerte se escucho hasta la manada, llegaron juntos la curandera sabia y el guardián oscuro, quien lo inspecciono soltando un agudo aullido que por suerte se escucho hasta la manada, llegaron juntos la curandera sabia y el guardián oscuro, quien lo inspeccionó, lo olfateo largo rato, luego fueron con la curandera sabia y le dijo:
– Empieza tu trabajo, el sigue vivo –
– Vale, ya comienzo – le respondió.
La curandera sabia comenzó a verlo, no tardo en encontrar la fuente de tanta sangre. Rápido, ella fue a un arroyo a conseguir unas plantas que necesitaría y agua. Cuando volvió comenzó a curarlo, primero le limpio meticulosamente con el agua, después exprimió las plantas para sacarles el jugo, que luego le unto en la herida. Lo subieron a un trozo de corteza y se lo llevaron donde la manada a modo de trineo.
El camino fue largo pero todos sabíamos que no podíamos correr porque llevábamos a mi padre en la corteza. Todo era silencio, no se oía nada que no fuera el ruido que se produce al arrastrar cosas por el suelo. Al parecer estábamos perdidos, no reconocíamos nada, hacía unos días acababa de llover así que todos los aromas se mezclaron con el ambiente, el rastreador guía le susurro al guardián oscuro que se quedara ahí, mientras el buscaba algo. Valiéndose de la vista encontró un camino que estaba cubierto de ramas secas, entre las ramas había un cadáver de un lobo blanco, parecía llevaba mucho tiempo ahí, el guardián oscuro le dijo algo al rastreador, quien nos llevo un poco lejos del camino, me escabullí y llegue donde él, estaba triste, al parecer conocía al lobo que encontramos muerto.
Cuando noto mi presencia me dijo:
– Él era mi hermano, siempre fuimos los mejores amigos, hasta que mi padre nos separo, él se perdió en el bosque, nunca lo volví a ver... hasta ahora –
– Como lo siento, pero piensa, estará en un lugar mejor – le respondí
– Tengo que ir con él, paso demasiado tiempo desde que lo vi –
Tomo un gran bocado de aire y soltó un agudo aullido, luego dijo:
– Muerde mi cuello, cuando llegue el rastreador dile que me tope con un oso y que peleamos –
– ¡No! No quiero hacer eso, aun falta tanto por vivir, eres de los mas queridos de la manada, no será lo mismo sin ti – le respondí
– Lo se, pero tu sabes que yo quería mucho a mi hermano, quiero estar con él – me dijo algo triste
– Esta bien… solo recuerda que todos siempre te quisimos mucho – le dije entre llantos
Tome mucho aire, lo mire fijamente, me acerque a él y le dije: – lo siento mucho – luego gire rápidamente la cabeza, le tome del cuello y apreté con fuerza, como si se tratara de un alce, le quebré el cuello, lo último que me dijo fue – te quiero – luego dejo de respirar, solté un gran aullido así que pronto llame la atención, el rastreador guía se me acerco y me dijo muy preocupado:
– ¿Qué pasó? –
– Un oso... no pude hacer nada... – le dije mientras lloraba
– Esta bien, no tuviste la culpa, solo queda encontrar a la manada para que tu padre este a salvo – me dijo muy seguro.
Duramos horas caminando, no nos dirigíamos la palabra, mucho menos las miradas, al fin encontramos un viejo árbol que queda cercas de donde siempre estamos, al llegar una de las hembras nos pregunto que como estábamos, pero nadie respondió, la otra curandera se le acerco a mi padre para asegurarse de que todo estuviera bien, mientras, yo me aleje de la manada y me fui para mirar las estrellas, me acurruque en el suelo junto a un barranco, lo único que podía pensar era "¿Por qué? ¿Por qué a mi?", no tardaron en llegar Onox quien me miraba algo triste, cuando note su presencia le dije:
– Ellos no se merecían esto, ¿Por qué tuvo que suceder? –
– Mejor descansa, mañana tendremos que hacer muchas cosas, además, tu no tuviste la culpa ¿O si? – Dijo mientras se acostaba a lado mío
Él siguió hablando pero yo no le ponía atención, solo miraba a la Luna, como sin importar que pase, ella esta ahí, siempre brillando; pasaron horas y los dos quedamos dormidos.